por Carlos Ortiz
A Rómulo Betancourt nos habituamos a mentarlo como
“el padre de la Democracia” , lo que a muchas personas les destroza el alma,
pues saben que ese hombre fue el responsable de la inauguración de una guerra de
exterminio cuyas atrocidades han permanecido ocultas para la mayoría de la
población. Pero “los hechos son testarudos” y la verdad se abre paso, esta vez
en la memoria de Alberto Millán y a José Rafael Guerra, dos jóvenes linchados
por las bandas armadas de Acción Democrática el 4 de mayo de 1962 en el liceo
José Sanz de Maturín.
En Carúpano estallaba una rebelión cívico-militar
contra el gobierno de Betancourt, y Alberto y José se citaron para organizar
protestas contra la feroz represión que se desataba en el Oriente del país. Lo
que no sabían era que el liceo iba a ser tomado por las bandas armadas de AD,
que tenía su sede al lado del plantel.
En camiones originalmente
destinados a la “reforma agraria”, campesinos embriagados y provistos con
machetes, grilletes, cabillas y armas de fuego, fueron movilizados para poner
orden en la ciudad. En horas de la tarde asaltaron el liceo y le propinaron una
paliza a todo el que se atravesó en su camino, a Alberto y José los acorralaron
en un laboratorio y los fueron reduciendo a golpes. Sus cuerpos quedaron
destrozados, la carne literalmente desgarrada por la furia de los criminales
que, según testigos, seguían órdenes de un dirigente, que gritaba “plomo, plomo
échenles plomo”, llamado Antonio Alfaro Ucero, hermano de Luis, quien ya era
jefe de la jauría monaguenese. Armando Sánchez Bueno era el gobernador, todos
ellos fueron honrados por Betancourt y premiados con vidas felices. Un tal
Cumare Navas fue fiscal de la causa y absolvió a unos policías implicados en el
asesinato. Su diligencia le valió que luego le fuera entregado el expediente del
crimen de Alberto Lovera. Pero ahora, la diputada Marelis Díaz ha anunciado que
se reabrirá el caso. Tal vez la gente pueda por fin llamar a Betancourt y sus
secuaces con el nombre que la historia reserva para los
criminales.
Tomado de: “Crónicas de la IV”. Correo del
Orinoco. Pág. 24. No. 11. Año 1. Fecha: miércoles 9. 9.2009 Caracas.
Venezuela
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